Francia apuesta fuerte en investigación y mira a España en cuestión de renovables

No es por casualidad que el presidente francés, Nicolás Sarkozy, rebautizó la agencia francesa de la energía atómica (CEA), que ha pasado a llamarse Comisariado de la Energía Atómica y de las Energías Alternativas, con el que el español Centro de Investigaciones Energéticas Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), tiene lazos de cooperación en diversos campos.

También Sarkozy presentó un plan de inversiones para aumentar la competitividad futura del país, dotado de un préstamo estatal de 35.000 millones de euros destinados «exclusivamente a las prioridades del futuro», principalmente a universidades y la investigación.

En la actualidad, el 79% de la energía que consume Francia es nuclear y alrededor de un 10 por ciento es renovable, porcentaje que el Gobierno se propone aumentar a un 23% en los próximos años.

En los últimos años España ha empezado a exportar a Francia energía eólica y ambos países trabajan en un proyecto común para la construcción de un túnel a través de los Pirineos en el que se instalará un cableado y estación de conversión de corriente continua, cuyo costo asciende a 700 millones de euros.

Las exportaciones de electricidad de Francia a España tradicionalmente han sido mayores que las españolas, «pero decrecen debido a la energía eólica» producida en territorio español, dijo Dominique Maillard, presidente del directorio de la Red de Transporte de Electricidad francesa (RTE).

Esta energía eólica producida en España permite a Francia cubrir los picos de mayor consumo de electricidad, según representantes de RTE, que destacaron que ambos países «son complementarios en materia energética».

«Estamos atrasados» en relación a España en materia de energías renovables, dijo el subdirector del CEA, Claude Ayache, en un encuentro con periodistas españoles, a los que expresó su esperanza en que durante la presidencia española de la Unión Europea se «refuerce el espacio europeo de investigación».

Hay que tener en cuenta todas las fuentes de energía, dijo al subrayar, sin embargo, que Francia apuesta también por la nuclear, por lo que es «fundamental» alargar la vida de los reactores de las centrales nucleares para asegurar una energía limpia e inagotable.

La cumbre de Copenhague sobre el cambio climático «reconoce cada vez más la importancia de la energía nuclear», señaló el científico.

«A nivel global necesitamos esta energía nuclear por un periodo que no podemos cifrar, 100 años, 200 años quizás, pero al mismo tiempo con tecnología de cuarta generación, podemos imaginar que la nuclear puede durar miles de años con la fusión controlada, que es lo que queremos demostrar con el proyecto del Reactor Internacional Termonuclear Experimental (ITER)«, afirmó.

El CEA tiene una división de investigación para aplicación civil y otra para defensa, señaló Ayache, al explicar que el objetivo de Francia es mantener la capacidad de disuasión nuclear.

En ese contexto subrayó que «la industria nuclear no es como las otras industrias» y la promoción de la energía nuclear «no se puede hacer a cualquier precio», por lo que hay que establecer sistemas para que no pueda ser utilizada para la proliferación armamentista.

Destacó la iniciativa de Francia de celebrar en marzo próximo una conferencia sobre la promoción mundial de la energía nuclear.

Al mismo tiempo que incrementa la investigación en energías renovables, la CEA aparece como un agente impulsor del esfuerzo de desarrollar la energía nuclear, para lo que tiene puestas sus esperanzas en el proyecto ITER, para el que Francia ha cedido un terreno equivalente a 10 campos de fútbol en la localidad de Cadarache, en el sureste del país.

Se trata de un proyecto de fusión nuclear que permita construir un reactor de tercera generación para hacer pruebas con material nuclear, en vistas a prolongar la vida de los reactores de las centrales nucleares.

En el proyecto participa la Unión Europea -en la que España lo hace a través del CEIMAT-, Japón, Estados Unidos, Rusia, China, Corea del Sur y Canadá.

«Estamos muy honrados» de que ITER tenga la sede en Francia, declaró Ayache, quien consideró que «es una gran responsabilidad» para ellos.

Pero el proyecto, acordado en 2001, se enfrenta a algunos problemas para avanzar, que Ayache clasifica en dos categorías: de gestión en general, en el sentido de que «no se lleva a cabo como un verdadero proyecto industrial» y es como «una máquina burocrática», con problemas de tesorería y discontinuidad presupuestaria.

Identificó también problemas de calendario, aunque consideró que si hay voluntad de todas las partes se pueden cumplir los plazos fijados.

«ITER no es más complicado que Airbus», aseguró Ayache, tras expresar su preocupación por los problemas para el avance del proyecto.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *