Expertos de universidades americanas y europeas manifestaron la necesidad de aplicar políticas restrictivas, presiones sociales e «muy fuertes» sobre la electricidad para fomentar el ahorro energético

El profesor de Energía de la Universidad de Berkeley Richard Norgaard y el de Economía de la Energía de la Universidad Técnica de Viena Reinhard Haas abogaron por aplicar políticas restrictivas y presiones sociales para lograr el ahorro de energía e implantar impuestos «muy fuertes» sobre la electricidad.

Haas abogó por la implantación de impuestos «muy fuertes» sobre la energía, que a su vez sean utilizados para abaratar los costes laborales, para el I+D y para la investigación en industrias e iniciativas privadas, al tiempo que solicitó «interferencias gubernamentales» para controlar el cumplimiento de los tratados internacionales destinados a reducir las emisiones de gas de efecto invernadero.

El profesor Norgaard declaró que si de él dependiera «establecería políticas restrictivas y presiones sociales» en el Protocolo de Kioto para que todo el mundo «consumiera» menos energía y así «parar el daño» que «hemos causado a las futuras generaciones». El experto propuso medidas como reducir el número de viajes en avión por persona, el uso del coche, utilizar «mejores» electrodomésticos que tengan límite de consumo y vida útil y prohibir el resto de aparatos, así como un uso «responsable, restrictivo y riguroso» de la electricidad en los hogares, al tiempo que recordó que las crisis del petróleo de los años 1973 y 1979 demostró que «el ahorro puede considerarse una fuente de energía».

Norgaard y Haas coincidieron en que la solución sobre el futuro de la energía y su relación con el cambio climático pasa por que científicos, ecologistas, economistas y expertos en diferentes disciplinas se sienten a hablar y planificar «un nuevo modelo energético». «Si en los próximos treinta años -aseveró Norgaard– no hay cambios de fuentes de energía y seguimos utilizando combustibles fósiles, impactaremos y haremos mucho daño al medio ambiente». El experto dijo que en 1970 cuando «ya sabíamos algo» sobre el cambio climático «tendríamos» que haber empezado a llevar a cabo políticas y «no esperar» a que la fusión nuclear «solucione» el problema energético, al tiempo que recordó que los científicos llevan décadas diciendo que esta energía lo «cambatirá y resolverá».

Lamentó que hasta dentro de cincuenta años «no veremos» la «moderada» implantación de las energías renovables, y explicó que los nuevos modelos de negocios del sector energético deben impulsar «la biomasa, la energía eólica, solar, térmica y la fotovoltaica» como sustitutos de los combustibles fósiles.

Según el profesor e investigador de Economía de la Energía de la Universidad de Viena Reinhard Haas, la implantación y el uso de las energías renovables en Europa desde 1997 hasta 2005 sólo creció en un 0,7 por ciento y criticó que el consumo de electricidad en el viejo continente se ha duplicado. «Hay que potenciar la cartera de renovables y parar el consumo frenético de los combustibles fósiles», apostilló el experto, que sugirió que «observemos» aquellos países o estados que han cambiado esa tendencia. En este sentido, criticó el «incremento» del índice de consumo eléctrico en Europa, que en el 1973 era de un 9,5 por ciento, mientras en el 2003 se situó en un 16 por ciento.

Ambos expertos coincidieron en afirmar que la energía es básica para nuestra forma de vida pero argumentaron que si nuestros padres y abuelos eran felices cuando consumían menos «¿por qué nosotros no lo hacemos?».

Ambos profesores participaron en Sevilla en la III Escuela de Tecnología «El futuro energético: nuevos modelos«, que organiza la Fundación Focus-Abengoa y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (IEMP).

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