El principio de la era Nadal

La entrada de Álvaro Nadal en el Gobierno, como titular del nuevo Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital ha sido una de las principales novedades de este Ejecutivo de Mariano Rajoy. Su irrupción en el gabinete está siendo acompañada con un conjunto de crónicas acerca de su currículum, de su personalidad y sobre la peripecia que derivó en su inclusión en la formación final del Consejo de Ministros.

En términos políticos, el rotativo El Mundo lo califica de halcón, ilustrándolo con la frase aquí se viene llorado, dirigida supuestamente a las empresas del Ibex 35,  lo que trata de proporcionarle un cierto carácter legendario-artúrico además de congraciarle con los resabios podemitas hacia lo empresarial. Asimismo, varios medios revelan su aspiración de ser ministro desde su más tierna infancia, vocación que comparte con su hermano, Alberto, cuya íntima unión es destacada por quienes se han relacionado con ambos gemelos.

Algunos medios han anticipado la salida de su hermano Alberto como secretario de Estado de Energía (con alusiones textuales como ex Secretario de Estado de Energía, probablemente haciéndose eco de su posible salida hacia Washington o de su interés por el área de Presupuestos del Ministerio de Hacienda). Lo cierto es que, al menos durante esta semana en funciones, los dos comparten departamento en el Gobierno. Todavía no es ex. Estamos en la época de la postverdad, la todología en los medios y las intoxicaciones interesadas del relato político español.

Por otra parte, de su currículum, el digital Ara.cat reniega de los cursos de doctorado de Harvard que se recogen en varias de sus hojas de vida laboral, caracterizada por el logro de ser el número 1 de la oposición a técnico comercial y economista del Estado. Respecto a su peripecia más reciente, se ha difundido que su acceso al Gobierno se produjo apenas 24 horas antes de su anuncio, con el consiguiente split del ya extinto Ministerio de Industria, salomónicamente dividido entre el nuevo departamento de Nadal y el que dirige Luis de Guindos.

En todo caso, Nadal ha repetido el camino seguido por uno de sus predecesores en la Oficina Económica del Presidente, Miguel Sebastián. Conviene recordar que el socialista fue en su momento economista estrella del anterior presidente José Luis Rodríguez Zapatero y que sus sucesores en la Oficina Económica nunca alcanzaron el mismo protagonismo público que el que alcanzó el propio Sebastián, acusado de un afán maquinador en lo empresarial. Una escuela, la de la ejecución de políticas que, por otra parte, requiere unas habilidades muy diferentes al trabajo de gabinete como bien le recordó Luis de Guindos en su discurso.

Nadal ha abrazado el concepto de transición energética en los primeros días desde su nombramiento, así como el de agenda digital. Son conceptos hasta ahora únicamente instalados en el impreciso ámbito de la comunicación política y que necesitan su propia concreción en la realidad de la economía. Eso sí, menos contemplativa será la realidad que le aguarda al flamante ministro.

Los frentes son múltiples: la previsible evolución de los precios de la electricidad para consumidores domésticos (con un recibo a comparar en próximos meses respecto a un inicio de 2016 de precios extraordinariamente bajos), lo voluminoso de los costes de acceso y sus partidas integradas, que conforman que la tarifa sea resistente a la baja, la inminente resolución de los conflictos internacionales derivados de los cambios retributivos para las tecnologías renovables que impulsó su hermano, o el desastre del bono social, con el debate sobre la pobreza energética reabierto y el cuestionamiento de la idoneidad del mecanismo vigente, por su uso preferente en segundas viviendas más que por beneficiar a los consumidores de rentas bajas.

En el caso de Nadal, será preciso comprobar con el tiempo si su ejecutoria buscará la eficacia silenciosa, la definición de la verdaderamente necesaria política energética equilibrada en economía, seguridad de suministro y medioambiente orientada a futuro, garantizando una gobernanza sectorial privada, de seguridad jurídica, estabilidad regulatoria y de mercado, o estará presidido por la tan tentadora promiscuidad pública focalizada al protagonismo mediático. Incluso, queda por conocer su posición, actuación e independencia respecto a la CNMC y el CSN, esperemos a fuer de liberal. Veremos.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *