El Gobierno estará «vigilante» con la evolución de los precios de los carburantes ante el repunte del barril de petróleo

Europa Press / EFE.- El ministro de Energía, Álvaro Nadal, ha asegurado que el Gobierno estará «vigilante» con los márgenes de comercialización de los carburantes ante el episodio actual de repunte en los precios del petróleo, que ha consolidado el barril por encima de los 75 dólares. En este sentido Nadal indicó que, cuando «hay tensión de precios, lo que queremos que los precios reflejen el verdadero coste del barril y no otras cosas».

Nadal recordó que es la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) quien debe actuar si existe cualquier tipo de anomalía al respecto, aunque señaló que el Gobierno «siempre puede hacer su análisis para poner de manifiesto elementos, por si los considera adecuados para vigilar y actuar sobre ellos la propia CNMC». No obstante, afirmó que «por ahora» el Gobierno no ha visto «un comportamiento diferenciado» en este sentido del precio de los carburantes respecto al resto de mercados europeos. «Pero estamos siempre mirándolo, lo miramos semanalmente», apuntó.

No obstante, Nadal mostró su preocupación por el nuevo repunte en los precios del petróleo, después del que ya se registró en 2017 que llevó el barril por encima de la cota de los 60 dólares, ya que «cuando sube el petróleo es malo para España«. «No puedo predecir qué va a ocurrir en el futuro, pero es una cosa que siempre le preocupa al Gobierno, ya que España es un país que necesita un petróleo a precios adecuados para que la economía funcione», añadió.

De todas manera, Nadal consideró que todavía es pronto para saber si este incremento en los precios del petróleo va a suponer un descuadre en los Presupuestos, que se basan en las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Comisión Europea. «Por ahora, no se está trasladando al mercado de futuros esa volatilidad que vamos viendo en el mercado spot, por tanto es pronto para saber si la previsión es incorrecta o no», afirmó Nadal, quien subrayó que el impacto de los actuales precios del petróleo podría suponer un ajuste de «alguna décima».

Equilibro entre competitividad y medioambiente

Por otro lado, el ministro de Energía ha abogado por lograr un equilibrio entre el cumplimiento de los compromisos medioambientales fijados por la Unión Europea y lograr unos precios de la energía eléctrica que garanticen la competitividad de la economía española. En este sentido, Nadal ha explicado que la política energética debe tener el mínimo componente ideológico posible y más realismo. Por ello, no ve lógico tratar de conseguir los máximos objetivos medioambientales en un país, como España, con más de 3 millones de desempleados.

El titular de Energía indicó que la postura del Gobierno es cumplir los compromisos fijados por la Unión Europea y minimizar los precios para lograr un máximo de competitividad. Nadal ha criticado la posición de algunos grupos políticos que apuestan por maximizar las políticas medioambientales «como si fuéramos Suecia«. El ministro recordó que la energía producida en España es más cara porque el país no cuenta con los recursos hidráulicos y de gas que existen en el norte de Europa.

Nadal ha advertido de que las decisiones de política energética «van al final al recibo» de la luz que pagan los consumidores. El ministro cree que «no son sensatos» los planteamientos de algunos grupos que piden eliminar algunas tecnologías de generación sin tener en cuenta su impacto en los precios de la energía. Nadal ha defendido la continuidad de las centrales nucleares como energía de base y ha dicho que a algunas empresas, en concreto si tienen plantas hidroeléctricas y parques eólicos antiguos, les podría convenir su cierre porque el precio de la electricidad subiría.

El ministro ha defendido la Proposición de Ley presentada en el Congreso por el Grupo Popular para ampliar los criterios que se pueden tener en cuenta para autorizar el cierre de centrales eléctricas. Según Nadal, cualquier decisión en ese ámbito debe responder al interés general y no sólo a una decisión empresarial y, aunque admitió que la regulación «es un mal sucedáneo del mercado», ha recalcado que, cuando no hay suficiente competencia, «hay que regular«.

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