Investigan el cultivo de chumbera y tabaco para producir bioetanol

La Empresa de Base Tecnológica Albaida Recursos Naturales y Medioambiente y la Fundación Cajamar participan en el proyecto nacional Investigación y Desarrollo de Etanol para Automoción (I+DEA) que tiene como finalidad el estudio y ensayo de la viabilidad de dos cultivos adaptados a condiciones ambientales extremas, la chumbera y el tabaco arbóreo, para la producción de bioetanol en zonas semiáridas.

Según informó la Junta andaluza, la tarea de los científicos almerienses se materializa en el subproyecto «Cultivos energéticos para la aplicación en tecnologías actuales de producción de bioetanol», centrado en la investigación de alternativas para la producción de bioetanol en zonas semiáridas.

En estas zonas, los expertos se ocupan del estudio y ensayo de la viabilidad de la chumbera (Opuntia ficus indica) y el tabaco arbóreo (Nicotiana glauca), dos especies perfectamente adaptadas a condiciones de extrema escasez hídrica y que, al mismo tiempo, poseen una biomasa de gran interés energético debido al proceso de fermentación de su materia orgánica.

Los expertos almerienses comenzaron su trabajo con el establecimiento de plantaciones experimentales de carácter industrial para la producción de bioetanol. Estos cultivos han sido efectuados en los terrenos de los que dispone la EBT Albaida, con la intención de estudiar su producción de biomasa real.

Para ello, las plantaciones experimentales de tabaco arbóreo y de dos ecotipos diferentes de chumbera están siendo sometidas a tres regímenes de agua. Un cultivo natural, que dispone únicamente del agua de lluvia, y otros dos, donde se realiza un aporte de agua de carácter medio y alto, con el fin de analizar la variación de su crecimiento y producción de biomasa a partir del agua disponible.

El encargado de poner a punto el proceso de extracción de bioetanol a partir de los azúcares, existentes tanto en los frutos como en las plantas de estas dos especies, será el Departamento de Producción Vegetal de la Escuela Politécnica de Madrid, dirigido por el doctor Jesús Fernández.

El objetivo final de este estudio, cuya conclusión definitiva está prevista para dentro de tres años, es afinar en el conocimiento de la productividad de biomasa de ambas especies y las posibilidades de producción de bioetanol carburante sin interferir con la producción de alimentos, ya que estos cultivos podrían desarrollarse en superficies no dedicadas al cultivo de especies alimenticias.

Shell abandona la investigación en solar y eólica y se centra en biocombustibles

La decisión, motivada por la baja rentabilidad de estas energías limpias, según fuentes de la compañía, ha sido criticada por grupos ecologistas como Friends of the Earth (Amigos de la Tierra), que denuncian que los biocombustibles incrementan los precios de los alimentos, contribuyen a la deforestación y provocan más emisiones que el petróleo y el diésel, al que reemplazan.

Sin embargo, los ejecutivos de la petrolera han anunciado que desarrollarán nuevos biocombustibles utilizando cosechas de vegetales no aptos para la alimentación, así como formas más limpias de utilizar los combustibles fósiles, impulsando técnicas para la captura y almacenamiento de CO2.

Shell tiene actualmente capacidad para generar 550 megavatios de energía eléctrica eólica en todo el mundo, pero el año pasado ya se retiró de un proyecto del que era socio junto con E.ON para la creación de la mayor planta eólica marina en el estuario del río Támesis, en Londres.

La empresa prevé que en 2025 el 80% de la energía procederá de combustibles fósiles y el 20% de fuentes alternativas. Sin embargo, durante los últimos 5 años sólo ha destinado 1.300 millones de euros a la investigación de estas últimas, de un presupuesto total de investigación cercano a 115.000 millones de euros.

Shell abandona la investigación en solar y eólica y se centra en biocombustibles

La decisión, motivada por la baja rentabilidad de estas energías limpias, según fuentes de la compañía, ha sido criticada por grupos ecologistas como Friends of the Earth (Amigos de la Tierra), que denuncian que los biocombustibles incrementan los precios de los alimentos, contribuyen a la deforestación y provocan más emisiones que el petróleo y el diésel, al que reemplazan.

Sin embargo, los ejecutivos de la petrolera han anunciado que desarrollarán nuevos biocombustibles utilizando cosechas de vegetales no aptos para la alimentación, así como formas más limpias de utilizar los combustibles fósiles, impulsando técnicas para la captura y almacenamiento de CO2.

Shell tiene actualmente capacidad para generar 550 megavatios de energía eléctrica eólica en todo el mundo, pero el año pasado ya se retiró de un proyecto del que era socio junto con E.ON para la creación de la mayor planta eólica marina en el estuario del río Támesis, en Londres.

La empresa prevé que en 2025 el 80% de la energía procederá de combustibles fósiles y el 20% de fuentes alternativas. Sin embargo, durante los últimos 5 años sólo ha destinado 1.300 millones de euros a la investigación de estas últimas, de un presupuesto total de investigación cercano a 115.000 millones de euros.

La OPEP ve el biocombustible como una amenaza a la seguridad alimentaria

El Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA), con sede en Laxenburg (Austria), ha sido el encargado de desarrollar el estudio encomendado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

«El estudio proporciona más pruebas de que los actuales biocarburantes pueden tener graves consecuencias imprevistas, especialmente para los países en desarrollo, y podrían afectar de forma negativa al objetivo del milenio de reducir el hambre en el mundo», consideró Suleiman Jasir Al-Herbish, director del Fondo OPEP.

«Los actuales biocarburantes están siendo fomentados sin una evaluación minuciosa de las posibles consecuencias sobre cuestiones tales como la seguridad alimentaria y la deforestación, o el potencial para mitigar el efecto de los gases de efecto invernadero», explicó uno de los autores del estudio, Mahendra Shah.

Según este experto, fomentar el biocombustible expondrá a 140 millones de personas adicionales en el mundo a los efectos del hambre hasta 2020. Además, el desarrollo de estos combustibles alternativos no se traducirá en una mejora de las condiciones de vida de los agricultores, según los responsables del estudio, ya que el «modesto» aumento de los ingresos se contrarrestaría con un notable incremento del precio de los alimentos elaborados.

El documento establece que en caso de que se utilizase «un 6 por ciento de biocarburantes en el sector del transporte, conllevaría un 34 por ciento de aumento de los precios de los cereales en el mundo. Ese incremento causará un grave deterioro en la seguridad alimentaria en los países en desarrollo».

Además se requerirían enormes cantidades de suelo adicional que conllevarían una deforestación estimada en 15 millones de hectáreas hasta 2020, con la perdida de biodiversidad y el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero por la perdida de masas forestales como efectos colaterales.

La OPEP agrupa a los mayores productores mundiales de petróleo, controlando dos tercios de las exportaciones planetarias, y se ha mostrado crítico en el pasado con el desarrollo de los denominados biocombustibles.

La OPEP ve el biocombustible como una amenaza a la seguridad alimentaria

El Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA), con sede en Laxenburg (Austria), ha sido el encargado de desarrollar el estudio encomendado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

«El estudio proporciona más pruebas de que los actuales biocarburantes pueden tener graves consecuencias imprevistas, especialmente para los países en desarrollo, y podrían afectar de forma negativa al objetivo del milenio de reducir el hambre en el mundo», consideró Suleiman Jasir Al-Herbish, director del Fondo OPEP.

«Los actuales biocarburantes están siendo fomentados sin una evaluación minuciosa de las posibles consecuencias sobre cuestiones tales como la seguridad alimentaria y la deforestación, o el potencial para mitigar el efecto de los gases de efecto invernadero», explicó uno de los autores del estudio, Mahendra Shah.

Según este experto, fomentar el biocombustible expondrá a 140 millones de personas adicionales en el mundo a los efectos del hambre hasta 2020. Además, el desarrollo de estos combustibles alternativos no se traducirá en una mejora de las condiciones de vida de los agricultores, según los responsables del estudio, ya que el «modesto» aumento de los ingresos se contrarrestaría con un notable incremento del precio de los alimentos elaborados.

El documento establece que en caso de que se utilizase «un 6 por ciento de biocarburantes en el sector del transporte, conllevaría un 34 por ciento de aumento de los precios de los cereales en el mundo. Ese incremento causará un grave deterioro en la seguridad alimentaria en los países en desarrollo».

Además se requerirían enormes cantidades de suelo adicional que conllevarían una deforestación estimada en 15 millones de hectáreas hasta 2020, con la perdida de biodiversidad y el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero por la perdida de masas forestales como efectos colaterales.

La OPEP agrupa a los mayores productores mundiales de petróleo, controlando dos tercios de las exportaciones planetarias, y se ha mostrado crítico en el pasado con el desarrollo de los denominados biocombustibles.

La Conferencia de biocombustibles insiste en la defensa del uso del etanol

En la «Conferencia internacional sobre biocombustibles», inaugurada en Sao Paulo, la ministra jefe de la Casa Civil (Presidencia), Dilma Rousseff, insistió en la defensa de la producción de etanol de caña de azúcar y del biodiesel de oleaginosas sin comprometer la oferta de alimentos.

Rousseff aseveró que «el etanol no debe ni puede competir con la producción de alimentos» y presentó números sobre los avances tecnológicos que han permitido un desarrollo de ese carburante sin necesidad de ocupar áreas destinadas a cultivos de alimentos, como cuestionan algunos Gobiernos y organizaciones sociales.

La ministra recordó que en treinta años de industria del etanol en Brasil se duplicó el rendimiento por hectárea cultivada de caña de azúcar y se alcanzó autosuficiencia en materia de combustibles «sin atentar contra las áreas» dedicadas a la agricultura.

«Somos una alternativa que enfatiza en el carácter de renovable (del etanol) para la seguridad energética, adoptamos una política que tiene en cuenta la seguridad alimentaria y pensamos en la parte ambiental en consonancia con las cuestiones internacionales de calentamiento global y efecto invernadero», aseguró.

La seguridad al consumidor final «nos hacen inequívocamente líderes de los biocombustibles de primera generación», dijo la ministra.

«Somos un puente entre la era del poscarbono y la del hidrógeno que tendremos en 2020 ó 2030, pues avanzamos en los biocombustibles de segunda generación, a partir de la celulosa, como el bagazo de caña», citó.

Una visión menos entusiasta de esa industria expresó la Pastoral de la Tierra, órgano de la Iglesia Católica, que reafirmó sus denuncias de que hay trabajo esclavo y degradante en los cultivos de caña de azúcar y en la producción de etanol.

La Pastoral presentó datos del propio Ministerio de Trabajo, según los cuales entre enero de 2003 y octubre de este año fueron rescatados 6.779 trabajadores en condiciones infrahumanas de cañaverales en los estados de Goias, Sao Paulo, Alagoas, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Río de Janeiro, Ceará, Minas Gerais y Pará.

En ese sentido, el ministro de Agricultura, Reinhold Stephanes, indicó que el Gobierno prepara una ley para establecer una zonificación de los cultivos y ejercer un mayor control de las entidades fiscalizadoras de su cartera y del Ministerio de Trabajo.

Ese mapa delimitará las áreas de cultivo y su expansión, con reglas para la instalación de plantas, pero respetará las licencias otorgadas a las que estén en fase de construcción.

Por su parte, el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio, Miguel Jorge, destacó que Brasil es, después de EE.UU., el segundo productor mundial de etanol, con el 33,2%, y el mayor exportador, con el 37% del total, pero afirmó: «en cinco años esperamos tener la mitad del mercado del etanol en el mundo».

Según datos oficiales, la producción brasileña de etanol será este año de unos 27.080 millones de litros y las exportaciones rondarán los 4.170 millones de litros.

En la primera fase de la reunión, que se extenderá hasta el próximo miércoles, académicos, industriales y especialistas debatirán sobre los biocombustibles y su relación con el cambio climático, la seguridad alimentaria, las nuevas tecnologías y el mercado mundial, entre otros aspectos.

La fase intergubernamental, que se llevará a cabo el jueves y viernes con la participación de ministros y delegaciones de al menos 40 países, según el Gobierno brasileño, será encabezada por el canciller anfitrión, Celso Amorim.

De manera paralela a la conferencia, se inauguró la Primera Exposición Internacional de Biocombustibles, durante la cual Brasil firmó un convenio con la organización del campeonato mundial de Fórmula Indy para que los autos de esa categoría usen etanol brasileño a partir de 2009.

El grupo Gallardo y FUNDECYT estudian el potencial de las microalgas para producir biodiesel

Se trata del primer proyecto de estas características desarrollado en la región, y ha sido presentado por el consejero delegado del Grupo Gallardo, Juan Sillero y el presidente ejecutivo de FUNDECYT, Luis Millán Vázquez de Miguel, junto con los técnicos de la investigación, que hicieron una demostración de este proceso de absorción y producción.

Sillero, que ha mostrado el interés de Gallardo en la reducción de las emisiones de CO2, ha indicado que se trata de un proyecto de investigación de una duración de dos años consistente en el aprovechamiento de la capacidad de absorción por parte de microalgas de dióxido de carbono procedente de las emisiones de las industrias para la obtención de biocarburantes.

Ha citado como ventajas de este proceso la absorción de alrededor del 50 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono y que las microalgas pueden acumular hasta un 60 por ciento de su peso en aceites que se puede transformar en biodiesel.

Sillero ha precisado que en estos momentos el proyecto está en fase de investigación, ya que están buscando las microalgas «más adecuadas», y que la segunda parte, que Vázquez de Miguel calculó para 2010, será la puesta en marcha de una planta piloto de cultivo cercana a la cementera o la siderurgia, ambas empresas de Gallardo.

Además, Sillero ha anunciado que dos multinacionales españolas, cuyo nombre no pudo concretar, están interesadas en el proyecto.

Vazquez de Miguel ha añadido al respecto que la investigación ha sido financiada en su primera parte por Vicepresidencia Segunda de la Junta de Extremadura, que ha aportado 114.000 euros, y que para la segunda fase buscarán otro tipo de financiación externa.

Asimismo, ha explicado que FUNDECYT está abierta a las empresas que necesitan desarrollo tecnológico y como ejemplo ha citado el acuerdo firmado con Gallardo con el fin de analizar situaciones tecnológicas de interés para el grupo y estudiar su aplicación.

Presentan un biocombustible obtenido de los residuos sólidos urbanos

El proceso, que está patentado por su descubridor Francisco Angulo, se presenta como una alternativa al biodiesel que se obtiene actualmente de aceites vegetales y animales y de diversos productos agrícolas, ya que el nuevo parte de una materia prima, como son los residuos sólidos urbanos, accesible y barata.

El proyecto se encuentra en una fase de investigación incipiente, si bien se ha comprobado que se trata de un biodiesel estándar con el que puede funcionar los coches con la misma potencia y la misma cantidad de combustible que con los que hay ahora en el mercado y además puede tener más aplicaciones.

En la presentación Antonio Nevado, director de productos de la empresa Ecofasa (creada en julio pasado para la promoción del nuevo biocombustible), ha destacado que el producto es, a diferencia del petróleo y de otros biocombustibles, «multisostenible y multirenovable», ya que se obtiene a partir de cualquier fuente de carbono, que está presente en toda la naturaleza, y además permite satisfacer la demanda.

El descubridor de este producto, bautizado como «Ecofa», ha explicado que sus primeras pruebas las hizo en agua con la basura doméstica y en este proceso soltaban ácidos grados que filtró y que probó con éxito en un motor diesel de un automóvil.

Para obtener un litro de este biocombustible se necesitan diez kilos de basura, si bien el proceso es actualmente artesanal y rudimentario y esa proporción puede mejorar cuando se haga de forma industrial, cuyo proceso de fabricación es sencillo.

Nevado ha indicado que la previsión inicial para culminar el proyecto y que se pueda comercializar era de tres años y medio o cuatro, si bien se han marcado el reto de hacerlo en un año y medio, aunque para ello necesitarán ayudas financieras de las administraciones y en este sentido la Junta ha expresado su disposición a estudiar el proyecto, ha apuntado.

La mezcla obligatoria de bioetanol y biodiesel deberá ser del 3,9% en 2010

Durante su intervención en la Comisión de Industria del Congreso, el secretario general de Energía, Pedro Marín, explicó que la nueva normativa de biocarburantes, que ya cuenta con el informe del Consejo de Estado, contempla mecanismos para asegurar el cumplimiento de los objetivos establecidos.

Asimismo, la normativa incluye mecanismos para que se asegure el cumplimiento de los mínimos obligatorios, así como un régimen de inspección y sancionador.

Industria considera más adecuado «apostar» por las dos tecnologías aunque con un marco «flexible» que permita al sector un ajuste gradual.

Marín destacó la importancia de fijar objetivos suficientes para que las dos tecnologías se puedan desarrollar, ya que aún no se sabe la que va a resultar mas adecuada en el futuro.

Partida destinada al IDAE

Por otro lado, Marín explicó que la partida destinada al Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE) se ha fijado en 75,6 millones de euros, lo que supone una reducción inferior al 1 por ciento con respecto a 2008, y mantiene el «esfuerzo» de Industria en esta materia.

Dentro de este presupuesto, el desarrollo de la Estrategia de Eficiencia Energética y de las medidas del Plan de Activación 2008-2011, entre las que está el reparto de 49 millones de bombillas de bajo consumo en dos años, será de 27 millones de euros, un 5 por ciento más.

La Estrategia de Eficiencia Energética se financia también a través de las tarifas eléctricas y muchas medidas del plan de ahorro se gestionan a medias con las Comunidades Autónomas, recordó Marín.

En 2009, añadió, las primas a la generación mediante energías renovables, que se cargan a la tarifa eléctrica y no a los presupuestos, superarán los 2.500 millones de euros.

Marín destacó asimismo el compromiso con el sector del carbón, al que se destina la mayor parte de los presupuestos de 2009, en un «marco de austeridad» presupuestaria.

El presupuesto para la minería del carbón crecerá un 2,78 por ciento en 2009, hasta los 1.476 millones de euros, de los que 30 millones se destinarán al desarrollo de una línea de créditos, 400 millones al desarrollo de infraestructuras en colaboración con las Comunidades Autónomas, 328 millones de euros a las prejubilaciones y 57 millones al desarrollo de proyectos de I+D, entre otras partidas.

APPA urge al Gobierno a aprobar la norma que regulará los biocombustibles

La Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) ha pedido al Gobierno que apruebe de «forma urgente» la norma que regulará la introducción de biocarburantes con objetivos «separados e idénticos» para el biodiésel y el bioetanol.

En un comunicado, la sección de biocarburantes de la patronal considera «urgente» la entrada en vigor del proyecto de Orden Ministerial, que establece como obligatorios el 3,4 por ciento de biocarburantes en 2009 y el 5,83 en 2010 para cumplir el Plan de Energías Renovables 2005-2010.

Este plan tiene como objetivo para 2010 un consumo de bioetanol de 865.000 toneladas equivalentes de petróleo.

A partir de ese año, APPA pide que se fijen objetivos crecientes hasta alcanzar un 7,6 por ciento obligatorio en 2013.

Además, los productores consideran «imprescindible» que el Gobierno obligue a los operadores logísticos de hidrocarburos, fundamentalmente CLH, a adaptar sus instalaciones para permitir un almacenamiento adecuado de los biocarburantes y la realización de las mezclas.

Asimismo, APPA solicita al Gobierno que asegure que la obligación de biocarburantes a partir de 2009 no tiene el «efecto perverso» de incentivar las importaciones de biodiésel procedente de Estados Unidos, «doblemente subvencionadas».

Por último, APPA califica de «insostenibles» los argumentos de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) para salvaguardar sus intereses económicos.

Los operadores petroleros han pedido a Industria que sea flexible a la hora de aplicar las mezclas de biocarburantes obligatorias para seguir la demanda que marca el mercado.

Según argumenta la AOP, España es deficitaria en gasóleo y excedentaria en gasolina, por lo que introducir un mínimo en bioetanol (que se mezcla con las gasolinas) supone aumentar la producción nacional de un producto que se destina a la exportación.

El pasado 10 de junio, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, avanzó que su departamento aprobaría «de forma inminente» la norma que regulará la introducción de biocarburantes, con objetivos mínimos tanto para biodiésel como para bioetanol.