LA REVOLUCIÓN LIMPIA

LA REVOLUCIÓN LIMPIA
Invertir en tecnología y crecer en el futuro inmediato
RON PERNICK y CLINT WILDER

DATOS

Fecha de publicación: marzo 2008
Título original: The clean tech revolution
ISBN: 978-84-96612-52-5
Medidas: 138 X 210 cm.
Encuadernación: rústica
406 Pags.
PVP: 24,95€

«Bienvenido al futuro. Después de las revoluciones de la informática, de Internet y de la biotecnológica, las «tecnologías limpias» están abriendo unas posibilidades sin precedentes en la creación de riqueza, el crecimiento y las soluciones innovadoras para una amplia gama de problemas globales. Estas tecnologías son la piedra angular de las estrategias corporativas, de inversión y gubernamentales para lograr beneficios en la siguiente década y para garantizar la competitividad económica durante muchos años.
En todo el mundo, de una manera más o menos generalizada, podemos percibir el inicio de una revolución que está cambiando los lugares donde vivimos y trabajamos, los productos que fabricamos y compramos, así como los planes de desarrollo de los gobiernos municipales, regionales y nacionales. Empresas como Ford han visto cómo su fortuna caía en picado mientras que otras preocupadas por las tecnologías limpias, como Toyota, crecían.
¿Cómo han conseguido las tecnologías limpias pasar de ser un sueño utópico de los partidarios de un regreso a la naturaleza a ser una verdadera revolución en las salas de juntas corporativas, los parqués bursátiles de Wall Street y las agencias gubernamentales del mundo entero?»

Como explican Ron Pernick y Clint Wilder en esta obra son seis las grandes fuerzas que fomentan la popularización de las tecnologías limpias:

Costes: probablemente la fuerza más pontente. Las tecnologías limpias son más económicas.

– Capital: una entrada de capital sin precedentes está cambiando el paisaje de las tecnologías limpias, con miles de millones de dólares, euros, yenes y yuanes procedentes de sectores públicos y privados.
– Competencia: los gobiernos compiten agresivamente por dominar el sector de las tecnologías limpias.
– China: las tecnologías limpias se ven impulsadas por la inexorable demanda a la que se ve sometido el planeta no sólo por parte de las economías maduras, sino también por las explosivas demandas de recursos de China, India y otras naciones en vías de desarrollo.
– Consumidores: los consumidores inteligentes están exigiendo productos y servicios limpios que utilicen los recursos de una manera eficaz y den prioridad a la calidad frente a la cantidad.
– Clima: el debate sobre el calentamiento global ha dejado de plantearse como una hipótesis y ha sido aceptado como una certeza y los negocios inteligentes están empezando a tenerlo en cuenta.

La revolución limpia explica la manera en que las tecnologías limpias brindan a los emprededores, a los inversores individuales, a los licenciados universitarios y de escuelas de negocios, a los ejecutivos corporativos, a los diseñadores de políticas y a cualquier persona la oportunidad de obtener beneficios financieros al tiempo que ofrecen soluciones a algunos de los problemas más importantes con los que se enfrenta la humanidad. Ayuda al lector a descubrir las tecnologías, compañías y regiones con más posibilidades de cosechar los mayores beneficios a partir de las tecnologías limpias.

La obra analiza la energía solar, la energía eólica, los biocombustibles y biomateriales, los edificios verdes, el transporte personal, la red eléctrica inteligente, las aplicaciones móviles y la filtración del agua.

«El libro de Thomas Friedman La Tierra es plana nos descubrió que la globalización está aquí para quedarse. La revolución limpia revela que las energías limpias han llegado y que tendrán un impacto de gran alcance en la economía global”.
Bob Greifeld, presidente y director ejecutivo del Mercado de Valores NASDAQ.

«Si alguna vez se ha preguntado si las energías limpias existen realmente como sector y cuentan con compañías serias, lea el libro de Pernick y Clint. Inversores, emprendedores y ejecutivos encontrarán sus descripciones y consejos de un valor incalculable». William K. Reilly
socio fundador de Aqua Internacional Partners y anterior ministro de la Agencia Estadounidense para la Protección del Medioambiente.

«Pernick y Wilder nos ofrecen una práctica guía para sumergirnos en el próximo reto de Estados Unidos y del mundo en materia emprendedora”.
Nancy E. Pfund, directora ejecutiva, JPMORGAN

«La mayor oportunidad de mercado en la actualidad es encontrar alternativas para los decrecientes recursos de la Tierra. Esta es la guía definitiva para hacer dinero y proteger el medioambiente.”
Gavin Newson, alcalde de San Francisco.

LOS AUTORES

– Ron Pernick, co-fundador y presidente de Clean Edge, es un emprendedor de éxito en los campos de la investigación de mercado, la publicidad y los negocios, con más de dos décadas de experiencia en el mundo de la alta tecnología. Profesor del Máster en Administración de Empresas de Berkeley y uno de los 50 hombres más influyentes según la revista Details, Ron ha colaborado en la elaboración de incontables estudios sobre energías limpias, compaginando dichas colaboraciones con su trabajo como asesor gubernamental, empresarial y de organizaciones no gubernamentales.

– Clint Wilder es periodista empresarial y de tecnologías y editor de Clean Edge. Graduado en Artes por la Universidad de Yale, se unió a Clean Edge tras veinte años de trabajo periodístico cubriendo los sectores de internet y tecnología. Es un ponente habitual en eventos del sector y ha colaborado en la redacción de informes sobre modelos de desarrollo sostenible para todo tipo de sectores empresariales.

INDICE

Introducción. La oportunidad de las tecnologías limpias.
1. Energía solar. Aumentar la producción y reducir los costes.
2. Energía eólica. Explotar las grandes finanzas, los grandes proyectos y los sectores emergentes.
3. Biocombustibles y biomateriales. Desarrollar las nuevas generaciones de refinerías y materias primas.
4. Edificios verdes. Aprovechar los materiales avanzados y el poder de los «negavatios».
5. Transporte personal. Diseñar vehículos ultraeficientes, de bajas emisiones y alto rendimiento.
6. La red eléctrica inteligente. Crear una red eléctrica inteligente, distribuida y del siglo XXI.
7. Tecnologías móviles. Suministrar energía a un mundo en marcha.
8. Filtración de agua. Convertir el agua de los océanos y otras fuentes sin explotar en agua pura.
9. Cree su propio silicon valley. Puestos de trabajo, crecimiento y potencial económico.
10. La comercialización de las tecnologías limpias. Cinco lecciones clave.
Conclusión. Marcar la pauta.

WEBS DE INTERÉS

www.gestion2000.com

Libro: Energía y regulación

ENERGÍA Y REGULACIÓN
Autores varios

– Datos:
Editorial Thomson Civitas
Fecha de publicación: 2007
ISBN: 978-84-470-2896-2
Encuadernación: tapa dura
319 pags.
Colección Economía

– El debate sobre la regulación energética – un ámbito muy característico, desde décadas, de la actuación de los poderes públicos – permanece abierto, y si cabe con más énfasis en Europa, donde el tránsito a un Mercado Único de la Energía requiere, junto a mercados liberalizados, gran finura en la confección y el manejo de las correspondientes políticas. Las grandes líneas orientadoras de la política energética europea se articulan sobre tres vértices – seguridad, eficiencia, sostenibilidad- que exigen nuevos y más coordinados planteamientos reguladores. En España, además, con desajustes del modelo seguido por los distintos mercados energéticos, la liberalización formal ha ido hasta ahora por delante de la efectiva competencia.

Las contribuciones incluidas en esta obra se articulan en cuatro partes. La primera aborda la gran cuestión de la regulación energética desde la óptica de las empresas. La segunda se ocupa del más específico problema de la regulación eléctrica en España. La tercera se centra en las líneas actuales de la política energética europea. La cuarta y última gira en torno a la oferta actual de recursos energéticos y el problema de la sostenibilidad. Un epilogo prospectivo, finalmente, sirve de cierre a unas páginas que tiene su origen en el ciclo de conferencias desarrollado entre junio de 2006 y junio de 2007 en la sede de la Comisión Nacional de Energía, a modo de foro abierto para el conocimiento, análisis y debate de los principales aspectos que conciernen a la política energética.

Libro: Electra y el Estado. Volumen I

ELECTRA Y EL ESTADO
La intervención pública en la industria eléctrica bajo el franquismo
Volumen I
ANTONIO GÓMEZ MENDOZA
CARLES SUDRIÀ
JAVIER PUEYO

– Datos: Editorial Thomson Civitas
Fecha de publicación: Primera edición, 2007
ISBN: 978-84-470-2710-1
Encuadernación: tapa dura
649 pags.
Editorial Aranzadi S.A.

Carles Sudrià

– Introducción (pag. 21)

«El propósito de esta obra es el estudio de la intervención del Estado en el sector eléctrico español desde el fin de la guerra civil hasta 1973, año en el que se alteraron de forma significativa los mecanismos de regulación implantados en 1951. Hablar de intervención en términos generales, sin embargo, resulta demasiado vago. Como tendremos ocasión de observar, el Estado –y también otros poderes públicos- tenían en sus manos un sinnúmero de prerrogativas que afectaban a la actividad de las empresas de producción, transporte y distribución de electricidad. Debemos precisar, en consecuencia, que vamos a referirnos exclusivamente a dos aspectos de esa intervención: el régimen de tarifas y la actividad de las empresas eléctricas de capital público. Resulta preciso recalcar, sin embargo, que se trata sin duda de los dos principales mecanismos a través de los cuales el Estado intervino en el sector eléctrico español en los años que son objeto de nuestra atención. Se trata, asimismo, de los elementos básicos de una nueva filosofía de intervención en el sector que venía a sustituir a una política estatal, vigente hasta la Guerra Civil, que puede calificarse de meramente pasiva.

Para comprender la importancia del tema objeto de nuestro estudio, quizás sea conveniente recordar que el desarrollo de la producción y la distribución de energía eléctrica ha sido uno de los principales protagonistas de la gran transformación que han experimentado la economía y la sociedad españolas a lo largo del siglo XX. La industrialización de España durante el siglo XIX se había visto decisivamente obstaculizada por la carestía de la principal fuente de energía de la época, el carbón mineral, costoso de extraer en España y caro de importar. La electricidad convirtió así desde principios del siglo XX, no tan sólo en una forma más cómoda y eficiente de consumir energía, sino en el instrumento indispensable para el aprovechamiento masivo de la energía hidráulica, más abundante en España que el combustible fósil. Teniendo en cuenta el grado de desarrollo industrial del país, la electrificación alcanzó en España antes de la Guerra Civil un nivel muy considerable. Buena prueba de ello fue la fortísima incidencia que tuvieron las restricciones que sufrió el suministro de electricidad en los años de la inmediata posguerra. En los años 1950 y 1960, por otro lado, la ampliación de la capacidad productiva eléctrica fue un elemento crucial del intenso proceso de desarrollo económico que caracterizó el periodo.

El estudio que presentamos pretende, además, facilitar la comprensión y el análisis de las características actuales del sector eléctrico español. La estructura empresarial hoy vigente se forjó en los años que aquí estudiamos, en los que la empresa pública irrumpió en el sector y mantuvo una conflictiva convivencia con las empresas privadas. También fue durante estos años cuando se establecieron una serie de mecanismos de regulación del sector (tarifas, subvenciones, autorizaciones) que, aunque han sido modificados posteriormente, aún dejan sentir su impronta en el actual régimen regulatorio. Pensamos, en fin, que este trabajo será útil para aquellos que se interesan hoy por el funcionamiento del sistema eléctrico español».

Libro: Electra y el Estado. Volumen II

ELECTRA Y EL ESTADO
La intervención pública en la industria eléctrica bajo el franquismo
Volumen II
ANTONIO GÓMEZ MENDOZA

– Datos: Editorial Thomson Civitas
Fecha de publicación: Primera edición, 2007
ISBN: 978-84-470-2710-1
Encuadernación: tapa dura
608 pags.
Editorial Aranzadi S.A.

Antonio Gómez Mendoza

– Prefacio

“En plena liberalización del mercado eléctrico español, una vez efectuada la privatización de las empresas eléctricas de capital público, es oportuno indagar sobre los orígenes y el funcionamiento del modelo eléctrico que ha sido sustituido. En el contexto europeo, fue un modelo ciertamente singular que nos distanció de nuestros vecinos. Constituyó una tercera vía a medio camino entre la nacionalización de los activos de generación y de transporte de electricidad que se llevó a cabo en países como Francia, Gran Bretaña o Italia con la creación de poderosas empresas nacionales de capital público y el libre mercado de respeto a la titularidad privada del capital. Sin embargo, resultó singular también en nuestro propio contexto histórico pues el modelo nació en lo más duro de la autarquía económica que siguió a la Guerra Civil. A ese respecto, la electricidad se convirtió en el único servicio público a escala nacional que no fue nacionalizado. Ferrocarriles y teléfonos, en cambio, se sumaron a la lista de servicios públicos controlados por agencias estatales o municipales desde tiempo atrás.

El modelo eléctrico que se implantó en 1944, significó una ruptura con el pasado por varios motivos. Primero, empresas de titularidad pública que fueron filiales del hoy desaparecido Instituto Nacional de Industria (INI), se sumaron a las empresas privadas, muchas de ellas con casi medio siglo de experiencia a sus espaldas, para generar y transportar energía eléctrica a larga distancia. Segundo, la regulación del sistema eléctrico fue desempeñada al alimón por agencias estatales dependientes del Ministerio de Industria y por una empresa de explícito nombre, Unidad Eléctrica S.A. (UNESA), que agrupó en el momento de su constitución en 1944 a las catorce grandes empresas del sector. Y, como corolario, un proceso de fusiones y absorciones condujo a la formación de grandes conglomerados eléctricos en el doble ámbito privado y estatal.

En este segundo volumen, se analiza el encaje de las dos principales eléctricas del INI, la E.N. de Electricidad (ENDESA) y la E.N. Hidroeléctrica de Ribagorzana (ENHER), en el sistema eléctrico español entre 1944 y 1971”.

Libro: Y después del petróleo, que?

Y DESPUÉS DEL PETRÓLEO, QUÉ?
Luces y sombras del futuro energético mundial
JUAN ROSELL

-Datos:
Editorial: DEUSTO
Fecha de publicación: septiembre 2007
ISBN: 978-84-234-2588-4
Encuadernación: tapa dura
Medidas: 15,5 x 22,3cm
PVP: 22,50€
274 pags.
Planeta DeAgostini
www.e-deusto.com

– “Somos prisioneros de la energía y no somos capaces de valorarlo en su justa medida. Somos electrodependientes y parece que no nos queremos enterar”

Si quisiéramos resumir en un solo dato objetivo el desarrollo económico y social de los últimos dos siglos, bastaría con citar el aumento en el consumo de energía. Este recurso precioso sustenta todos y cada uno de los ámbitos de nuestra vida cotidiana. Una civilización sin energía se nos antoja imposible e impensable.

Sin embargo, la energía no es un bien infinito, y su obtención dista mucho de ser sencilla. Las fuentes mayoritarias tradicionales –el carbón, el petróleo, el gas— tienen unas reservas limitadas, y crece la evidencia de que su obtención y consumo acelera el calentamiento global. Con la economía mundial inmersa en un ciclo de crecimiento sin precedentes, nuevas zonas del planeta reclaman su cuota de energía, agudizando así los problemas medioambientales y de abastecimiento. Todo ello nos conduce a plantearnos una pregunta capital, cuya respuesta ni la sociedad ni la clase política parecen querer afrontar: ¿Habrá energía suficiente para todos?
Sería bueno que analizáramos el mercado energético en perspectiva, tanto de pasado como de futuro, además de las diversas fuentes de suministro, sus posibilidades de crecimiento, la agotabilidad de las fuentes y, por último, un punto clave, el precio. Debemos ser realistas, ni petrooptimistas ni petrocatastrofistas.
En esta obra oportunísima, Juan Rosell aborda con rigor el pasado y el presente, así como los futuros posibles de la producción y consumo de energía en el ámbito global. Constructiva y esperanzada, pero a la vez realista y firmemente apoyada en los datos y las cifras más actuales, constituye una aportación clave al gran debate de nuestro tiempo.
Por su estilo rápido, fresco y claro, esta obra está dirigida a un público muy amplio, que no necesariamente tiene que ser experto en el tema. El libro le aportará los datos necesarios para comprender qué está sucediendo y le invitará al debate gracias a las propuestas del autor.

“Debemos frenar inmediatamente el consumo energético actual descontrolado, pues estamos consumiendo energía que no nos pertenece a nosotros, sino a generaciones futuras.”

“Juan Rosell demuestra en este libro que el rigor técnico y científico no necesariamente debe estar reñido con una redacción ágil y amena. Un lectura sumamente constructiva.”
Rodrigo Rato. Ex Director Gerente del Fondo Monetario Internacional.

“Sin lugar a dudas, un libro imprescindible para iniciar un debate sobre la energía también imprescindible.”
Antonio Brufau. Presidente de Repsol YPF

– EL AUTOR:

Joan Rosell Lastortras, nacido en Barcelona en 1957, es ingeniero industrial por la Universidad Politécnica de Barcelona y ha cursado estudios de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid. A lo largo de su trayectoria profesional ha ocupado diversos cargos directivos en el sector energético, tales como la presidencia de Enher (1996-1999) y de Fecsa-Enher (1999-2001). En la actualidad es consejero de Endesa, de Agbar y de Siemens España, actividad que compagina con la dirección de Congost, un grupo de empresas familiar. Asimismo, es Presidente de la patronal catalana Fomento del Trabajo.

– ÍNDICE:

1. El petróleo en la economía mundial
2. Petróleo: el mayor negocio del mundo
3. Los protagonistas del negocio petrolero
4. Oferta y demanda petrolera
5. Los precios del petróleo: 1859 – 2007
6. Las inversiones petroleras
7. Reservas y final del petróleo
8. Riqueza mal administrada
9. Coches, petróleo e impuestos
10. Petróleo, vida y sociedad
11. Arabia Saudita: riqueza petrolífera e historia
12. De la URSS a Rusia
13. Estados Unidos y energía
14. Sociedad del bienestar y electricidad
15. La energía nuclear en el mundo
16. Chernobyl, el fin de la URSS
17. Francia y su opción nuclear
18. Sociedad, opción nuclear y cambio climático
19. Energía nuclear: protesta y propuesta
20. Carbón, una necesidad
21. Todos somos renovables
22. Gas, el petróleo del siglo XXI
23. Futuro energético

– ALGUNAS IDEAS:

• El ahorro energético con mayúsculas es la mejor, más barata y más lógica energía con que contamos en la actualidad. Probablemente haya que incentivarlo de manera muy seria y consecuente.
• En la actualidad se consume más energía en los países más ricos, que son los que tienen una natalidad más baja: EEUU consume veinticuatro barriles de petróleo per cápita anuales; la Unión Europea, doce; China no llega a tres; e India, menos de un barril. Con el continente africano la diferencia es aún más abrumadora.

• En los últimos sesenta años, desde 1944 hasta 2006, la producción eléctrica en España se ha multiplicado por sesenta.

– Sobre el petróleo:

• El petróleo hace extraños compañeros de cama, dictaduras y democracias, católicos y musulmanes, islamistas y protestantes. Lo que el petróleo no une sólo es capaz de unirlo más dinero y algún interés político más o menos oculto.

• El volumen de refino de hoy es parecido al de finales de la década de 1980, siendo especialmente alarmantes los casos de EEUU y Europa. Y nadie puede decir que los países productores tengan la culpa. Algunos políticos deberían dar cuenta de su descuido o su incapacidad, especialmente cuando algunas refinerías no se han construido por problemas burocráticos disfrazados de “medioambientalismo”.

• Durante muchos años, EEUU ha sido el primer productor mundial de petróleo. Probablemente, por culpa de ese potencial productor nunca se instauró en el país una política petrolera de ahorro y eficiencia.

• En los países ricos en petróleo, sus dirigentes no han sabido aceptar con humildad su situación afortunada y no han elaborado ninguna estrategia mental sobre lo que debían hacer con tanto dinero que les había llegado por arte de magia. En vez de invertir en lo único que hace progresar a los países, esto es, educación y más educación, se primó el gasto corriente sobre la inversión.

– Nigeria es el ejemplo más claro, junto con Venezuela, de cómo un país recibe miles de millones de dólares y los desperdicia increíblemente.
– México produce petróleo desde hace muchos años, pero sus ingresos abundantísimos no han repercutido económicamente en mayor bienestar en la población, que siempre que tiene ocasión emigra hacia el norte en busca de prosperidad.

– Sobre la energía nuclear:

• El recalentamiento del planeta va tan rápido, la dependencia de los combustibles sólidos es tan grande que no hay otra solución posible que no sea la energía nuclear. Y si hay otra mejor, más segura, más económica y más fiable, que se diga en voz más alta.

• La energía nuclear no es la solución al problema energético, pero sí que forma parte de la solución global que hará posible responder a las necesidades crecientes de energía que demanda el mundo, especialmente el más subdesarrollado y pobre, al que algunos quieren condenar para siempre. Y además, puede ayudar a combatir el cambio climático.

• La energía nuclear fue condenada sin juicio. Los fiscales ecologistas, así ensuciaban el ecologismo, huérfanos de ideologías, encontraron en el antinuclearismo una nueva ideología con tal de seguir dando batalla política con agún argumento que gustara fácilmente a los electores. Sin embargo, están los ecologistas de toda la vida que, sin gustarles al cien por cien las nucleares, las prefieren a cualquier otra solución por simple realismo.

• Sólo la energía nuclear puede facilitar a los países pobres energía a un precio razonable. De ahí que muchas ayudas a estos países podrían canalizarse a través de la construcción de nuevos reactores nucleares, en vez de los miles de millones que se tiran en organizaciones de todo tipo.

• El punto de declive de la energía nuclear ya ha comenzado si el número de nuevos reactores no empieza a incrementarse decisivamente.

• Uno de los puntos preocupantes de la energía nuclear es que, tras su florecimiento en la década de 1970 y su colapso en cuanto a nuevas construcciones hasta pleno siglo XXI, una gran cantidad de capital humano ha cerrado su vida laboral sin trasladar a generaciones futuras un gran caudal de conocimiento y experiencia. El renacer del conocimiento nuclear en las universidades y en las propias plantas es una de las claves del éxito del futuro nuclear.

– Sobre las energías renovables:

• La suma de todas las energías renovables es una pequeña parte de las necesidades energéticas y aunque supongamos que se doblen o tripliquen en las próximas décadas, y es mucho suponer, no alcanzarán nunca un porcentaje significativo de la energía mundial.

– Sobre el gas natural:

• Mirando objetivamente las reservas estimadas, mientras al petróleo se le da una ratio de producción posible para cuarenta años con el ritmo de producción actual, al gas se le dan sesenta y cinco años y al carbón entre doscientos y doscientos cincuenta.

• Una posibilidad existente en el mercado gasístico mundial es la creación de una organización similar a la OPEP pero específicamente relacionada con el gas natural. Podrían formar parte de ella Rusia, Argelia, Qatar e incluso Irán. Esta organización controlaría el 50% de la producción mundial y dos tercios de las reservas mundiales.

– Sobre el hidrógeno:

• La economía del hidrógeno es una de las grandes esperanzas para el suministro energético mundial a medio plazo, es decir, para mediados del siglo XXI.

Libro: Energía en España y desafío europeo

Energía en España y desafío europeo.
Ariño y Asociados

– Datos:

Autor: Ariño y Asociados
Editorial: Comares
Colección: Fundación Estudios Regulación
ISBN: 978-84-9836-128-5
Precio: 30 €
Año: 2006
Páginas: 413

– El libro “Energía en España y desafío europeo” elaborado por un conjunto de académicos y abogados del despacho Ariño y Asociados, bajo la dirección del Catedrático de Derecho Administrativo Gaspar Ariño Ortiz, analiza los recientes movimientos de concentración empresarial en el sector energético -en particular las OPAs sobre Endesa- y reflexiona sobre el funcionamiento del sistema institucional español y europeo de control de concentraciones. En relación con éste, se destacan las contradicciones y carencias, del momento actual y se hacen propuestas renovadoras en la materia.

Estructura del libro

– El libro se estructura en nueve capítulos, que analizan las diferentes facetas de la problemática implicada: 1) el ideal europeo y los nacionalismos rampantes; 2) la seguridad del suministro, como primer objetivo de Europa (y de España); 3) la estructura empresarial de la industria eléctrica y gasista (situación y tendencias), 4) la OPA de Gas Natural y sus parámetros fundamentales; 5) la OPA de E.ON y sus parámetros fundamentales; 6) un análisis de la razón veraz y la razón falsaria: las trampas de Europa; 7) una recapitulación: ¿qué es mejor para España?; 8) el control judicial de las operaciones de concentración de empresas y 9) un epílogo, a modo de conclusión. Junto al propio texto del libro, cuatro anexos completan aspectos claves en relación con un diagnóstico general sobre el sector eléctrico (anexo 1), con la creación de mercados eléctricos (anexo 2), con el precedente de la OPA de GN sobre Iberdrola (anexo 3) y con la tutela cautelar en el control judicial de las intervenciones administrativas en materia de operaciones de concentración (anexo 4). Tal es, en esquema, el contenido de esta obra.

¿Campeones nacionales o europeos?

Una pregunta central late en todo el estudio: ¿Queremos competencia o queremos “campeones nacionales/europeos”? Hay que elegir. Son estrategias incompatibles. Aunque los políticos siempre afirmarán que persiguen ambas cosas, ello no es cierto. Los mercados eléctrico y gasista no son fáciles de configurar y más difícil todavía es hacerlos funcionar con competencia efectiva entre sus agentes. Hay una gran facilidad para que surja en su seno “poder de mercado”, territorial y horario; la estructura y los comportamientos de los generadores se prestan a prácticas colusorias sin necesidad de hablar mucho (por eso son tan difíciles de probar) por lo que sólo bajo ciertas condiciones, de excedentes de capacidad, de red de transporte suficiente y de un mercado de contratos a plazo amplio y diversificado, es fiable el precio en el mercado “spot”. Bajo estas premisas, la elección alternativa entre campeones o mercado es irremediable.

Si comparamos la estructura empresarial y de mercado de los diferentes países de Europa, se comprueba que éstos se agrupan en dos frentes: a) de un lado, están los que creen en el mercado y permiten que sea éste el que guíe las operaciones de concentración empresarial, sea con capital nacional o de otro Estado miembro, aplicando los criterios y la normativa de defensa de la competencia; en este grupo se encuentran Gran Bretaña, los países nórdicos (Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia) y Holanda (después de la Ley Eléctrica de 1998); b) de otro lado, tenemos los que entienden que hay que preservar los intereses nacionales mediante la creación de “campeones” de capital nacional, que puedan competir en el mercado europeo y garantizar el aprovisionamiento energético, bajo las directrices del Estado; ahí están, con pequeñas variantes, todos los demás y a la cabeza de todos ellos naturalmente está Francia, con Italia y Alemania. Casi nada.

En esta cuestión se cumple el dicho de que “una cosa es predicar y otra dar trigo”. Todos dicen una cosa pero la mayoría practican la contraria. Los miembros de la Comisión Europea, cualquiera que sea su país de procedencia y su orientación política, y mientras forman parte de ella son unánimes en criticar el “patriotismo económico” proclamado en los últimos tiempos, pero sorprendentemente los Gobiernos de todos los países, a los que aquéllos pertenecen y por quienes fueron nombrados –con la ejemplar excepción del Reino Unido- siguen practicando políticas proteccionistas y reclamando la “soberanía energética” de cada uno. Todo ello genera, considerables asimetrías entre los distintos países de Europa que hacen imposible el mercado único de la energía y deberían, al menos, condicionar el mercado único de empresas (libre circulación de capitales).

El mercado europeo –dicen los autores- es real en la mayoría de los productos y en algunos servicios, pero no lo es en las industrias de red sobre las que descansan los antiguamente llamados grandes servicios públicos –hoy, “servicios económicos de interés general”- como la energía, el agua, los transportes, las telecomunicaciones, el correo o los medios audiovisuales. Éstos siguen siendo industrias y/o servicios “nacionales” y la competencia en estos sectores sigue siendo escasa, en comparación con los demás sectores industriales y de servicios.

El estudio analiza los diferentes mecanismos de proteccionismo, que denomina “nacionalismos rampantes”. Los Estados miembros han tratado de defenderse de una u otra forma frente a invasiones no deseadas de inversores extranjeros en sus empresas energéticas. Unos mediante las llamadas “acciones de oro”; otros mediante el blindaje de las empresas y la limitación de los derechos de voto (fenómeno habitual en las eléctricas); algunos, más radicalmente, manteniendo en ellas el capital público con paquetes accionariales de control (más de un 30%). Finalmente, otros, como Alemania, a través de procesos de concentración inspirados y/o “amparados” por el Gobierno, que dan nacimiento a verdaderos gigantes empresariales, en contra del parecer de las autoridades defensoras de la competencia, como es el caso de RWE o E.On, en los términos conocidos. En particular, destacan los casos de Francia y Alemania, los dos países que han puesto en la práctica más trabas a la construcción de un mercado único energético en los últimos años; el primero con sus empresas públicas –EDF, GDF- y su cerrazón del mercado; el segundo con sus gigantes integrados y el dominio de éstos sobre las redes eléctricas y gasistas, en régimen de acceso “negociado”. La Comisión Europea quiere imponer ahora el “unbundling”, pero no parece que lo tenga fácil.

Con frecuencia se alude, para justificar el proteccionismo, al carácter “estratégico” de estos sectores, esenciales para la vida de los ciudadanos y para la prosperidad económica de un país, lo cual es muy cierto. Pero la buena gestión y el buen servicio de un sector estratégico no exigen necesariamente la titularidad nacional del capital. Resalta la admirable excepción de Gran Bretaña, que ha tenido el talento de dejarse “invadir” por el capital alemán, francés o español, con grandes beneficios para sus ciudadanos. El Reino Unido no ha sufrido por ello, sino todo lo contrario: la prosperidad de Gran Bretaña es patente y la importancia de Londres como centro financiero mundial aumenta cada día. En los demás países el nacionalismo subsiste. Europa no es una unidad política; es sólo un mercado (en estos sectores, ni siquiera único). La riqueza y los sistemas fiscales no están compartidos, y, por consiguiente, el “efecto sede” de una empresa es todavía real. No hay empresas europeas. Son alemanas, francesas, inglesas o italianas y allí pagan sus impuestos, tienen sus órganos de decisión, llevan a cabo sus investigaciones y registran sus patentes industriales. Todo ello explica el proteccionismo.

De esta forma, sería falso el planteamiento que a veces se hace diciendo: ¿creemos en el mercado interior?; entonces pronunciémonos claramente a favor de “campeones europeos” y dejemos que los mecanismos de mercado (OPAs, fusiones, alianzas) rijan en todos los campos, desde el sector de las telecomunicaciones a la energía. El razonamiento correcto sería el inverso: si no hay mercado europeo y mientras no lo haya, no debe promoverse la creación de “campeones europeos”, mucho menos cuando algunos son de capital público y ponen a su servicio los presupuestos generales del Estado. Más aún, si no hay mercado real de servicios y mientras no lo haya, no debería haber mercado libre de empresas, porque ello es una contradicción.

Algunos analistas y observadores, devotos creyentes en la Unión Europea, formulan tesis beatíficas diciendo que estamos en un “mercado europeo en transición hacia la plena liberalización e integración” o que “sea cual sea la composición de las principales entidades del sector, los mercados energéticos seguirán avanzando hacia una mayor integración”. Esto es falso, pero wishful thinking. El razonamiento falaz es el siguiente: si vamos hacia un mercado único europeo, ¿por qué no ir ya hacia la construcción de grandes operadores europeos?. La respuesta es muy sencilla: porque no sabe nadie cuándo llegaremos a aquél; y mientras no exista un mercado europeo en el cual compitan todos, la aparición de gigantes energéticos europeos lo que puede traer consigo es la más completa consagración del poder de mercado y la desaparición de toda competencia efectiva en los mercados nacionales, únicos que existen. Los campeones nacionales/europeos tienden a consolidar, no el mercado, sino su posición de dominio en el territorio que ocupan, sin que tengan incentivo alguno para construir redes y competir entre ellos. Se produce así un fenómeno de foreclosure, de cierre del mercado a posibles nuevos entrantes, incapaces de competir con tales gigantes.

En la disyuntiva entre campeones o competencia y sus efectos sobre un país, el estudio de Ariño y Asociados destaca la experiencia de Alemania y Francia. Alemania ha sido paradigma de campeones nacionales, pero también de “perdedores nacionales” Es una realidad probada que el proceso de concentraciones y en particular la fusión E.On-Ruhrgas no ha favorecido la competencia en Alemania. Seguramente sus accionistas han salido beneficiados del crecimiento continuo de la compañía, pero no está claro que lo hayan sido los clientes. Tras la operación E.On-Rhurgas, la competencia es escasa, los precios de la energía altos y los beneficios de las empresas ingentes, creciendo de año en año. En Francia, nadie ha sabido nunca cuáles son los costes de EDF; la energía no es cara, pero el dinero público que absorbe el sector nadie lo sabe (y el que absorberá en el futuro cuando haya que hacer frente a los residuos nucleares). Los “perdedores nacionales” son aquí todos los franceses.

Ahora bien, si se opta por los campeones nacionales o europeos, hay que saber –y aceptar- que irán siempre acompañados de un intervencionismo estatal continuado, de una regulación al viejo estilo (la propia de todo monopolio). Primero para su creación y mantenimiento bajo la protección oficial, como sucedió en Alemania en 2003, sucede ahora en Francia (operación Suez-Gaz de France) y hubiera sucedido en España si E.On no hubiese interferido en la operación Gas Natural-ENDESA. Estas tres concentraciones fueron promovidas y/o apoyadas por los Gobiernos respectivos. Pero tal presencia del Estado no acaba con el nacimiento del gigante, sino que le acompañará toda su vida por una simple razón: porque creado el monstruo, hay que vigilarlo, hay que controlarlo, hay que supervisar continuamente sus comportamientos y conductas para que no abuse de los ciudadanos. La regulación de un mercado protagonizado por campeones nacionales tiene que ser continua, como la experiencia nos enseña cada día, en España y en Alemania.

Un mercado configurado sobre la base de campeones nacionales/europeos es poco de fiar, porque la capacidad de manipular los precios de que aquéllos gozan es grande; por ello, los Gobiernos (o las Comisiones reguladoras, allí donde las haya) tienen que aprobar tarifas y peajes por sus servicios. Ahora bien, si no hay competencia y no hay, por tanto, un mercado fiable, éste no puede ser base de cálculo de estas tarifas, por lo que caemos, de nuevo, en estimaciones de costes más o menos arbitrarias mezcladas con otras consideraciones políticas del momento.

Esta política de proteccionismo se justifica afirmando que los grandes conglomerados empresariales aseguran el abastecimiento mejor que los pequeños operadores, porque están en mejores condiciones de negociar éste con los países de origen. Esto, sin duda, es muy cierto. El problema es quién nos garantiza que tales beneficios serán trasladados a los consumidores. No hay más que dos caminos para ello: la competencia efectiva entre operadores (que como he dicho difícilmente existirá) o la regulación por el Estado.

Si se compara el funcionamiento del mercado eléctrico en uno y otro grupo de países a los que antes me he referido (los que creen en el mercado y los que defienden un sistema de “campeones”) se constata otra evidencia: sólo en los primeros la competencia ha sido real; en los otros, hay un simulacro de competencia o ésta se reduce a operaciones singulares (caso de España o Alemania; en otros como Francia o Italia, el simulacro es total).

Como conclusión, el libro objeto de este comentario destaca que Europa se encuentra en un momento difícil, en un punto de inflexión, en el que debe optar entre apostar por seguir delante de una forma comprometida con el mercado o quedarse definitivamente atrás. Hay muchas razones para que los Estados miembros opten de una vez por avanzar en la construcción de una Europa económicamente fuerte, susceptible de jugar un papel relevante en el comercio mundial. Es preciso hacer realidad los que han formulado los últimos Consejos europeos y apostar realmente por hacer de la política energética común un objetivo prioritario de la política europea.

Ahora bien, para lograr dicho objetivo hay que romper con algunos vicios del sistema. La liberalización de los mercados energéticos ha implicado una diferencia muy sustancial entre el ritmo que ha experimentado el mercado de producto y el operado en el paralelo mercado de capitales o mercado de empresas. En el sector energético, el mercado de capitales y de empresas se encuentra plenamente liberalizado, mientras que el mercado de la energía se encuentra en un estadio incipiente de liberalización, en parte por vicios de diseño de la regulación, pero también por las resistencias a la cesión de las soberanías nacionales y el freno a las interconexiones transfronterizas. Como se ha cansado de repetir en los dos últimos años la Comisión Europea, el mercado europeo de energía no es una realidad. Son sólo palabras y buenos deseos. Empero, el mercado europeo de empresas está funcionando aunque no sin distorsiones, provocadas por la coexistencia de capital público y privado (artículo 295 del Tratado con el que hay que acabar) o el empleo de elementos propios del mercado de producto (como la seguridad pública) que impiden su plena realización.

Finalmente, el estudio constata –y sus Anexos resultan en este orden de gran interés- como la experiencia ha puesto de manifiesto que no basta con un marco regulatorio liberalizador, que trate de lograr la introducción de la competencia en un mercado tradicionalmente sujeto a planificación centralizada y control estatal. Es preciso además configurar una estructura procompetitiva que haga posible dicha competencia. Sin esta reforma de estructura y sin un correcto diseño institucional de los mercados –incluida la existencia de agencias reguladores verdaderamente independientes- la competencia es más teórica que real. Y sin competencia efectiva, la liberalización no pasa de ser un “nomen iuris”.